viernes, 24 de enero de 2014

Unos DIAZ de mierda...

Hoy, dos meses y medio después de haber pagado la reserva, nos entregaron el auto. Eso sí, reservamos un vehículo, y nos terminamos llevando otro. ¿Que pasó con el auto que reservamos? Simple, un mes y medio después nos dijeron que no existía. No sé si se lo vendieron a otro, o nunca existió, lo concreto es que pagamos una reserva por un poco de aire, porque de un auto nunca fue. Como contrapartida nos ofrecieron un modelo distinto. Eso sí, pagando la diferencia de 2500 pesos de valor. Y como si no hubiésemos esperado suficiente hasta que admitieron que HABÍAMOS PAGADO UN AUTO QUE NO EXISTÍA, aún tuvimos que esperar 20 días más para que nos hagan la entrega (el plazo "normal", era de 10 días), y como si fuera poco, a la hora de hacer los trámites (por los cuales también pagamos un plus) ni siquiera eso hicieron bien. Pedimos dos cédulas verdes y dos azules, nos dieron una sola, verde...
Pasamos la peor experiencia de compra de nuestras vidas, y por eso paso por acá, y les pido que si quieren compartan, así ningún otro incauto sigue cayendo en las garras de estos caraduras, porque por lo pronto, nosotros pasamos casi tres meses de angustia.
Eso sí, al retirarnos con el vehículo, me dieron un ramo de flores con esta hermosa tarjeta. Ironía pura! Prefería dos litros más de nafta!

NO LE COMPREN A LA CONCESIONARIA DÍAZ. A NOSOTROS NOS HICIERON PASAR UNOS "DIAZ" DE MIERDA!!



miércoles, 22 de enero de 2014

Aunque siga brillando la luna

-Creo en las obras, y hay muchas obras en Marte. Hay calles y casas, y me imagino que también  habrá libros, y canales mayores que éste, y relojes, y cuadras, si no para caballos quizá para animales domésticos de doce patas, ¿Quién sabe? En todas partes veo cosas usadas. Cosas que fueron utilizadas durante siglos. Si usted me pregunta si creo en el espíritu de las cosas usadas, le diré que sí. Todas las cosas que hoy nos rodean sirvieron algún día para algo. Nunca podremos utilizarlas sin sentirnos incómodos. Y esas montañas, por ejemplo, tienen nombres... Nunca nos serán familiares; las bautizaremos de nuevo, pero sus verdaderos nombres son los antiguos. La gente que vio cambiar esas montañas las conocía por sus antiguos nombres. Los nombres con que bautizaremos esas montañas y los canales resbalarán sobre ellos como el agua sobre un pato. Por mucho que nos acerquemos a Marte, jamás lo alcanzaremos. Y nos pondremos furiosos, ¿y sabe usted qué haremos entonces? Lo destrozaremos, le arrancaremos la piel y lo transformaremos a nuestra imagen y semejanza.
-No arruinaremos este planeta -dijo el capitán-. Es demasiado grande y demasiado interesante.
-¿Cree usted que no? Nosotros, los habitantes de la Tierra, tenemos un talento especial para arruinar todo lo noble, todo lo hermoso. No pusimos quioscos de salchichas calientes en el templo egipcio de Karnak, sólo porque quedaba a trasmano y el negocio no podía dar grandes utilidades. Y Egipto es  una pequeña parte de la Tierra. Pero aquí todo es antiguo y diferente. Nos instalaremos en alguna parte y los estropearemos todo. Llamaremos al canal, canal Rockefeller; a la montaña, pico del Rey Jorge, y al mar, mar de Dupont; y habrá ciudades con nombres como Roosevelt, Lincoln y Coolidge, y esos nombres nunca tendrán sentido, pues ya existen los nombres adecuados para estos sitios.


Fragmento de Crónicas Marcianas. Ray Bradbury. 1955.

martes, 21 de enero de 2014

Autito

Por qué será que a veces nos cuesta desprendernos de ciertos bienes materiales? Al fin y al cabo son sólo cosas que están a nuestro servicio.
Será la carga emocional, los momentos que guardamos, o a los que nos conducen esas cosas...
Los autos en mi familia siempre guardaron esa sensación... Esa sensación de ser parte... Esa herramienta, ese ser que siempre nos llevaba de vacaciones, vehículo de recuerdos, felicidades, millones de anécdotas...
Será por eso que cuesta... Fue el primer 0 km de mis viejos, comprado con el fruto de años de esfuerzo y laburo. Y curiosamente es el primer auto del cual mis viejos se desprenden sin quedar éste en la familia (o terminar en un desarmadero)...
Será por eso que cuesta... Porque aún le queda mucha vida por delante, y entonces nos encontramos preguntándolos si su próximo dueño lo querrá como lo quisimos nosotros... Y nos encontramos balbuceando deseos, en secreto... "Ojalá que te hagan bailar como te hago bailar yo", le dice Agustina, bajito... " Y que no te obliguen a escuchar a Arjona..." agregaría yo... Ojalá no te obliguen a hacer todas esas cosas que odiamos que nos hagan. Que no te obliguen a pasar por la derecha en las autopistas, que siempre te lleven a un máximo de 120, que te conduzcan con prudencia, que usen tus cinturones de seguridad, y que nunca te veas obligado a usar tus airbags... que no te estacionen tapando las rampas de discapacitados, ni en medio de las ochavas... Ojalá te manejen con prudencia, y la chapa te dure mucho más tiempo lisita... Ojalá no obliguen al enano (el que hace los cambios) a pistear... Ojalá lleves niños de un lado para el otro, porque son la expresión de la vida y el jolgorio...
 Y ojalá que también te hagan seguir viendo muchos amaneceres como éste:


Sutilezas...