martes, 14 de abril de 2015

Soñé

Soñé con aquellas palabras no dichas, con aquellas palabras que se estaban pudriendo dentro, y buscaban salir por el inconsciente, en forma de sueño... Con las palabras venían los abrazos no dados, los abrazos que ya no daría nunca más...
Y a veces, de tanto soñar, la vida te sacude. No se sabe muy bien cómo será que funciona, pero siempre termina sucediendo, y suceden los encuentros fortuitos. Y las palabras no dichas ya no existen, y sólo queda el valor de saber que, aunque vapuleado y maltratado, hay un lazo que todavía existe, que se estira, pero no se corta. No tiene nombre ni título. Hay relaciones que no se pueden titular, eso es lo que deberíamos saber. Simplemente es así. Y los abrazos no dados, abrazos soñados, nos encuentran de nuevo, en uno apretado, sentido, solamente para recordarnos que aún somos uno, y nuestros perfumes se mezclan en uno solo, al menos esos segundos somos uno, uno solo, antes de separarnos y volver a nuestras vidas, tan distintas, tan paralelas, hasta la próxima vez... Que el destino haga lo suyo.