domingo, 27 de marzo de 2016

Resucitar

Me desperté pensando en que esto de la pascua era algo totalmente carente de sentido.
Cuando mi abuela paterna vivía, era una celebración de esas importantes, lindas, de juntarnos toda la familia, y poner el mantel que tiene pintados huevos de pascua (y sólo se usa para tal ocasión), y celebrar. Cuando mi abuela murió la celebración fue perdiendo color, sólo mantenida por la presencia de mi viejo... y sin mi viejo, todo careció de sentido... No hubo manteles, ni huevos, y a mí me invadió la tristeza...
Por suerte está la familia, e inmersos en ella, los consejos, esos que te ayudan a repensar las cosas, te aportan un punto de vista diferente, y te pueden cambiar el día, o la vida...
Entonces me encontré pensando en la resurrección... En la muerte en vida que fueron estos últimos meses, y en mi necesidad de resucitar de estos últimos días... Empezar a levantarme, de a poco, como quien se levanta de un largo letargo, y necesita desperezarse y recomenzar la vida despacito. Salir de ese paréntesis en el que te encontrás metido para retomar los proyectos, retomar la vida.
Ordenar mi entorno, limpiar los ambientes, de objetos, de tierra, de falta de vida. Convertir mi espacio en un espacio habitable, sacarme la costra, sacarme el peso, ordenar por fuera para ordenarme por dentro, hacer espacio para que vengan cosas nuevas, volver a las viejas cosas que me hacían bien y que abandoné porque la tristeza lo aplastó todo... Retomar... actividades y afectos. Darme una nueva oportunidad. Dar una nueva oportunidad a los que me rodean. Reinventarme, renacer, volver a ser yo, pero yo de nuevo. Como me dijo alguien hoy: Yo, inalterable e inédita al mismo tiempo.

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