lunes, 11 de diciembre de 2017

Contar molinos

Voy en el auto por la ruta con mi hermano menor al volante. Minutos antes, por ese mismo lugar, pasaron mis otros hermanos, también al volante de sus respectivos autos, llevando a sus hijos, a mi vieja, a sus compañeros de vida, a sus sobrinos, a otros hermanos...
Recorremos este camino desde que somos chicos, y hoy, desde nuestra adultez, quién sabe por qué número de vez... Y todos comentamos lo mismo, nos emocionamos... N
unca, pero nunca nos cansamos de su belleza, de esas curvas y contracurvas que revelan la serranía y que nunca nos deja de sorprender...
Y en medio de todo eso descubro los molinos a contraluz... Y recordamos cómo, en un viaje que se nos antojaba eterno, y para matar el aburrimiento, mis viejos nos entretenían con poco y nos proponían un juego muy simple: contar molinos... Quién sabe cuántas horas podríamos pasar así... Para cuando llegábamos a estos parajes, en donde nos bajábamos del auto para ser simplemente felices, habíamos pasado los 100 ampliamente...
Es sólo cuestión de volver a esos momentos para recuperar la esencia de esa infancia, esa felicidad que aún guardamos en algún rincón nuestro, y entonces, simplemente, contar... 1...2...3...


No hay comentarios: