miércoles, 17 de enero de 2007

La ventana de Enrique Wernicke

Escribí lejos y hace tiempo...


Un cuento

Hoy me decidí. Dejé el libro de mitología griega que venía leyendo y lo fui a buscar. "Te afano los cuentos de Enrique", le dije a mi vieja, y me lo llevé.
Empecé por el prólogo, poco sabía sobre el autor, y éste sin duda me ayudaría a conocerlo un poquito mejor. Allí estaba parte de sus historia. Se hablaba de lo poco que fue conocido popularmente, a pesar de ser admirado por sus colegas, grandes colegas como Neruda, Cortázar o David Viñas. De su conducta autodestructiva, de que pensaba que era malo, de sus intentos de suicidio...
Seguí avanzando por las páginas hasta que lo encontré. Cuando leés a un autor, es difícil descubrir hasta donde las cosas que cuenta le pasaron o son inventadas. Y me encontré con este relato. Y me encontré con la imagen de mi abuela, de niña, sentada en una escalera... me encontré con esa imagen de Sofía, de Fita.... Faaaa... Hace tantos años que es Fita... Y me encontré con la relación de ella y sus hermanos... de hecho... me encontré con un hermano del cual no sabía de su existencia... y me acordé de una extensión de esa historia... de cuando Enrique la iba a buscar al colegio secundario con un amigo suyo: Rodolfo Busch... Y seguí avanzando en esa historia y sentí que ya la había leído, a pesar de ser la primera vez que la veía. Y me pareció algo increíble, algo extraño que me corría por las venas... indudablemente, la sangre...
2-7-2003


Hoy llegó para mamá, de regalo, un libro. Todos los años el laboratorio Bagó le regala uno, y éste año tocó uno de grandes fotógrafos argentinos. A mi me encanta la fotográfia, y al minuto ya lo estaba ojeando. Así me encontré mirando parte de la obra de Anatole Saderman. Las fotos tenían la particularidad de ser en su mayoría retratos de artistas tan conocidos como Quinquela Martín, o Raúl Soldi. Entre ellas, estaba la foto que me paralizó. Estaba sentada en la hamaca paraguaya en el fondo, meciéndome levemente cuando la imágen capturó mi atención, y al mirar el epígrafe me invadió esa sensación descripta en el relato que acabo de trancribir. La foto se llama "La ventana de Enrique Wernicke", y si bien no es un retrato del artista en cuestión, también resultó una buena forma de retratarlo por medio de los objetos que se lucen en la composición resultante. Acá va la imagen, no hay mucho más por decir, creo que las fotos tienen el poder de hablar por sí mismas.




2 comentarios:

Anónimo dijo...

Genial, no? Estoy con la piel de gallina Vic!

Carla.

Marti dijo...

muy buena la foto Vicky, y muy bueno dejarse capturar desde una hamaca paraguaya...
Marti