viernes, 21 de septiembre de 2012

Dicen que es Santa Rosa...


Esto es parte de lo que escribió mi amiga Sabrina hace ya 9 años atrás... Uno de los regalos más lindos que me han hecho en mi vida... Seguro los integrantes de mi familia reconocerán a algunos de los personajes...

"Dicen que es “Santa Rosa”… 
Los crédulos en ritos religiosos, los pobres seres que se dicen católicos aunque no saben bien por qué; ya a esta altura, ser creyente es más un trámite, una penosa costumbre que al fin de cuentas, te termina alejando, y produce (en la mayoría de los casos) reflexiones un tanto coherentes.
…La humedad aplasta densa las cabezas y las vuelve pesadas. El hormiguero universitario está cuasi desierto… y yo estoy por abrir la caja de la tan famosa Pandora. Podría decir que no existe tal, pero yo conozco el lugar en donde habita la amalgama de lo anacrónico y lo altamente cotidiano, lo inesperado pero esperado… Donde el aire se echa la casa al hombro y se va de paseo por los rincones, y se sienta a la orilla del día a mirar el atardecer… La casa… No es un lugar es… ellos. Recopilan en sus ojos la historia más digna de ser contada, la más fehaciente, trasmitida de generación en generación. Ellos con tiempo y sin tiempo, andando cada segundo, cada cual con su más particular movimiento de vida, pero dejando una marca registrada que inquieta, y te invita… Introducirte en semejante fantástico hemisferio, es no querer salir nunca jamás… Y sin embargo, es la magia de lo sencillo lo que te atrapa, una fina lluvia que resbala tranquila y sin apuros, increíblemente confortante, que después decide acompañarte a dónde vayas, y vos querés que te acompañe a dónde vayas; te convida a que te apropies de ella, como si supiera que querés cuidarla como el más afortunado tesoro… (...) Los gatos reciben maullando desde no sabés qué recóndito lugar, pero te observan cada movimiento, como los más fieles guardianes, atentos, sigilosos… ¿Por el living o la cocina? La cocina. Gracias. Ininterrumpido aroma a café brota de las paredes… La pava en el fuego casi, casi, a punto de irse hecha vapor… Claro, es que recién estoy entrando, y sólo una de las infinitas personas que frecuentan el lugar tiene destinada esa tarea… Parece como si me estuviera esperando, desde el último segundo que pasé por allí, desde que crucé el umbral de su gótica puerta negra (claro, no es gótica por ser negra…). Van y vienen, presurosos, perezosos, fatigados, a las corridas, bajan y suben una escalera, angosta y pequeña, la misma que sólo recorrí una vez. Después del descanso, sigue otra igual, pero no sé a dónde irá, quizás si. Cuentos y noticias de personajes (realmente, personajes) auto-exiliados, y tan queridos. Ausencia y presencia, más presencia. Busco mis utencillos para reanudar la tarea abandonada la última vez… claro, unos cuántos festejan ante mi menor movimiento hacia ellos. Ya lo saben. Dibujos garabateados me esperan, y me abrazan, cariñosos; cuasi pequeño adulto… Pruebas recién sacadas del horno dando vueltas en la mesa pronostican algunas puteadas, otras (la mayoría) saltos de qué bien! El ausente Galeano recita algunas palabras dispersas en el cuarto. El cuarto… Pinta en un pedacito de cielorraso los mejores y más soñados cielos oscuro-brillantes… Parece escondido, diría que pasa desapercibido; pero de noche… se enciende, y comienza la función. El pensamiento se enreda entre sus formas. El teléfono. Quién es? Suena y suena una y otra vez solicitando que lo encuentren… del otro lado, voces cercanas de tierras lejanas… voces extrañadas; voces que se esperan, voces que te esperan… sabían que seguro estaba ahí… sí, es para vos.
Cosas que no se dicen, pero se perciben con la mayor de las fuerzas… fotos, canciones, recuerdos, risas… En la cocina humea un olorcito a almuerzo… La encargada, cuantiúnica encargada de esa tarea, va y viene a los apurones… Se pone la mesa (claro que no sola; a veces, también es mi tarea, gustosa, por cierto). El recuento al grito de che! Vamos a comer!! Aparecen ellos… Salen como brotando de piso, o de alguna habitación que parecía desierta. Cada cual en su asunto, viene fuertemente murmurando…

Desde el mismísimo momento en que los conocés cambian un montón de cuestiones; ya son una parte de vos que anda en ellos. Se extrañan, no sabes cuánto, no sabés cuántos son… Pueden construir todo un pueblo, con sus fundadores respectivos (a quienes ya tengo quizás seleccionados), y el resto de la familia, son sus abuelos, padres, hijos, tíos, sobrinos, nietos, bisnietos… Estoy segura que en algún momento de tu vida vas a escuchar nombrar a los TERRIZZANO. No lo dudes ni un segundo: querelos…"

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