sábado, 31 de octubre de 2015

Contrastes

Sin embargo, aunque su propia mente no podía plantear el problema en términos tan claros, sospechaba que el sabor mismo de la vida cobraba mayor intensidad gracias precisamente al riesgo. Tal vez era algo relacionado con toda la filosofía del mundo en que nacemos. Si hemos de vivir eternamente, ¿Quien puede interesarse en el mañana? Si no hubiese sombras, ¿Quién atribuiría valor al sol? La tristeza después del frío, el alimento después del hambre, la bebida después de la sed, el amor sexual después de la abstinencia, el saludo afectuoso del padre después de la ausencia, la comodidad y el fuego del hogar después de cabalgar bajo la lluvia, el calor y la paz y la seguridad de nuestra casa después de vivir entre enemigos. Si no había contraste, el resultado podía ser la saciedad. No atribuía originalidad a sus propios pensamientos, pero éstos eran un factor de su decisión.

Luna Negra. Winston Graham.

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