martes, 21 de enero de 2014

Autito

Por qué será que a veces nos cuesta desprendernos de ciertos bienes materiales? Al fin y al cabo son sólo cosas que están a nuestro servicio.
Será la carga emocional, los momentos que guardamos, o a los que nos conducen esas cosas...
Los autos en mi familia siempre guardaron esa sensación... Esa sensación de ser parte... Esa herramienta, ese ser que siempre nos llevaba de vacaciones, vehículo de recuerdos, felicidades, millones de anécdotas...
Será por eso que cuesta... Fue el primer 0 km de mis viejos, comprado con el fruto de años de esfuerzo y laburo. Y curiosamente es el primer auto del cual mis viejos se desprenden sin quedar éste en la familia (o terminar en un desarmadero)...
Será por eso que cuesta... Porque aún le queda mucha vida por delante, y entonces nos encontramos preguntándolos si su próximo dueño lo querrá como lo quisimos nosotros... Y nos encontramos balbuceando deseos, en secreto... "Ojalá que te hagan bailar como te hago bailar yo", le dice Agustina, bajito... " Y que no te obliguen a escuchar a Arjona..." agregaría yo... Ojalá no te obliguen a hacer todas esas cosas que odiamos que nos hagan. Que no te obliguen a pasar por la derecha en las autopistas, que siempre te lleven a un máximo de 120, que te conduzcan con prudencia, que usen tus cinturones de seguridad, y que nunca te veas obligado a usar tus airbags... que no te estacionen tapando las rampas de discapacitados, ni en medio de las ochavas... Ojalá te manejen con prudencia, y la chapa te dure mucho más tiempo lisita... Ojalá no obliguen al enano (el que hace los cambios) a pistear... Ojalá lleves niños de un lado para el otro, porque son la expresión de la vida y el jolgorio...
 Y ojalá que también te hagan seguir viendo muchos amaneceres como éste:


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